Come que te come: Indira y el BLW

Mucho se habla actualmente sobre el Baby Led Weaning (BLW), la manera de alimentar al bebé que deja que experimente con la comida, los sabores, las texturas, los colores… de manera autorregulada. Es decir, se exponen gradualmente los alimentos a trocitos grandes (nada de papillas) para que pueda cogerlos, olerlos, estrujarlos, mirarlos, chuparlos, succionarlos, tirarlos, y vaya aprendiendo a comer sol@. Es importante que estén blandos, que tú puedas chafarlos con los dedos, ya que es lo que hará con las encías. El significado literal de BLW es «destete dirigido por el bebé».

Vaya por delante que hasta el año la alimentación principal del bebé sigue siendo la leche, sea materna, artificial o mixta. No nos olvidemos que estamos hablando de alimentación complementaria (AC) y, como dice el nutricionista Julio Basulto, se trata de complementos y, haciendo un símil con la ropa, no saldrías a la calle desnud@ solo con un bolso, ¿verdad? Así pues, Indira toma: teta, suplemento y toda la comida que quiere: fruta, verdura, carne, pescado, huevo…

Antes de empezar hay que cumplir unos requisitos: que el bebé tenga ya los 6 meses, que se aguante sentado (importante), que muestre interés por la comida y que haya perdido el reflejo de extrusión (el que tienen como mecanismo de defensa para expulsar automáticamente todo aquello que les entra en la boca).

Lo que me gusta de esta forma de hacer las cosas es que enseñas a tu hij@ a disfrutar comiendo, sin obligar, respetando sus tiempos, ella sabe el hambre que tiene. Comer es un placer, y en eso Indira tiene buenos maestros, ya que tanto a su padre como a mí ¡nos encanta comer! Y lo mejor, que con lo pequeña que es, podemos sentarnos a la vez a la mesa a comer todos lo mismo -en su caso, adaptándolo: nada de sal ni azúcar, ni los alimentos aún «prohibidos» (todavía no puede comer verduras de hoja verde -espinacas, acelgas- por su alto contenido en nitratos, ni productos lácteos hasta el año, ni frutos secos enteros por el riesgo de atragantamiento, ni aquellos alimentos que por sentido común no le darías nunca)-.

Además, con este método trabajan la psicomotricidad fina, aprenden a hacer la pinza con los dedos, mejoran la coordinación ojo-mano-boca… entre otros beneficios.

Yo no soy talibana en nada (o en casi nada) y reconozco que alguna vez le he dado papilla (aunque le dé la cuchara para que «juegue»). Pero tengo que decir que come infinitamente mejor cuando la dejo a ella, que coja con las manos y gestione, que además es súper gracioso porque tiene largas conversaciones con la comida mientras va tragando. El BLW es acompañamiento, comunicación, confianza, autogestión… en definitiva, el BLW para mí es respeto.

Es importante informarse bien: ¿cómo empiezo?, ¿qué alimentos le doy?, ¿cómo le presento los alimentos?, ¿debe beber agua?, ¿le pongo cubiertos?… Existen infinidad de recursos sobre BLW: páginas en Facebook -ojito con los fundamentalismos, que no son buenos en ningún tema-, libros, artículos, cursos online gratis y de pago, charlas (recomiendo escuchar a Julio Basulto, fuimos a una charla suya y genial) y vídeos en YouTube. Hay incluso APPs como Happy Recipes que te dan ideas de recetas.

También está bien asistir a un curso de primeros auxilios para bebés, pues uno de los mayores miedos que tenemos los progenitores son los atragantamientos. Yo en eso tengo que decir que Indira de momento nunca nos ha dado ningún susto (¡toco madera!). Como mucho alguna arcada si algo se le coloca en mal sitio, pero es que casi ni eso. Me impresiona ver cómo mueve la boca como si masticara y cuando tiene el alimento suficientemente blandito lo traga y tan feliz.

A día de hoy con 7 meses y medio mi hija ya come (y disfruta) perfectamente todo tipo de frutas (pera, plátano, naranja, mandarina, melón, uva, fresas, mango, papaya, aguacate, manzana al horno), verduras (judía verde, calabacín, zanahoria, patata, calabaza, cebolla, berenjena, brócoli, tomate, puerro, pimiento), arroz, pasta, carne picada, pescado, aceite de oliva de mi abuelo, huevo, pan… y de verdad que da gusto verla comer.

Hace poco fuimos a IKEA y comimos allí, compartiendo mesa con una familia argentina que estaba absorta hablando de mesas y sillas de comedor. Al poco rato vi que cuchicheaban y miraban a Indira. De repente el padre de familia se acercó y me dijo: «Viste, ¿qué edad tiene la señorita?» Al decirle su edad exclamó: «Floren, ¡sólo tiene 7 meses! Che, esta niña está muy espabiladita, es increíble cómo se come las judías de tu plato con esa devoción. Parece una niña mashor. Te felicito porque estamos alucinados«. Y yo sonreí y me fui a casa gorda de orgullo al ver a mi pequeña comer las verduras de mi plato de salmón.

¿Cuál es tu experiencia con la AC? ¿Te has atrevido con el BLW?

Y mientras tanto Indira… duerme a pierna suelta pegadita a mí, en la mochila de porteo. ¿Estará soñando con una judía verde gigante?

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